Por años y años Howard fue quien compraba, vendía, asesoraba, conocía todo sobre los libros de América Latina. Desde la década de 1970 estuve en contacto, intercambiamos cientos de libros de todos los países y temas; siempre pedía más: de cada región, de cada tema, más y más. Y conocía todo, de todo el continente. Jamás encontré alguien con esa voracidad compartida por los libros, los folletos, cada hoja impresa de cualquier y todas las cosas. Y cuando tuve problemas políticos fue el destinatario de mi archivo sobre David Siqueiros y los documentos sobre la censura sobre esa publicación. Para que la destine a una biblioteca en Estados Unidos si en mi propio país no podía estar. Fue un amigo en la distancia, una única vez estuvo en mi casa, hacia 1986 y vimos cientos de libros raros; una orgía intelectual que se puede tener con oca gente en el mundo: sólo con los obsesivos de las publicaciones sobre América Latina. Bienvenidos sean en un mundo cada vez más digital. Un recuerdo en la memoria del amigo Howard, más que amigo: librero. Y esa no es una palabra menor. Daniel Schávelzon Buenos Aires, Argentina